Cartas: 10/10

Querido amigo,



Quiero advertirte que cuando hayas leído la mitad de esta carta quizás empezarás a sentir miedo por mí. Quiero que no te preocupes y leas hasta el final. No me busques más pues ya no puedo seguir escribiéndote. No te pongas triste, eventualmente todo se termina, y creo que ya es momento de darle fin a esta serie de cartas.


He estado pensando en eso que desde chicos nos han dicho: "debes estudiar para que seas alguien", "esfuérzate para que seas alguien", "trabaja duro para que seas alguien", y así lo he hecho toda mi vida. Ahora llego a un punto donde no quiero ser alguien, simplemente no quiero ser.
Intenté hacer lo correcto y me salió mal. Me equivoqué, hice lo incorrecto, y me salió tan bien que no pude dejar de hacerlo. Ya no puedo vivir este día a día que me recuerda lo que he hecho, lo que he perdido, lo que fui y lo que nunca seré. Ya no puedo vivir de decepción en decepción. No puedo despertar cada día pensando si lo merezco o no, pues la vida es injusta y no me valoras a pesar de todo lo que haga. Si buscas con cuidado en mis cartas anteriores, encontrarás a qué me refiero con estas cosas. A veces me gustaría que lo hubieses notado a tiempo, antes de convertirme en lo que soy ahora...
Pido perdón a todos aquellos a los que hice daño, y doy gracias a todos los que me perdonaron. Pido que no llores por mí, pues no quiero causarte más sufrimiento. Te pido que seas fuerte como yo no he podido serlo, que busques una salida aunque yo no la haya encontrado. Sonríe aunque duela, mira al cielo y piensa en mí. Así, quizás todo esto haya valido para algo.
Lamento no haber dado más. Lamento no haber sido suficiente. Lamento todo lo que causé.
Mis intenciones fueron buenas, aunque jamás lo haya parecido.



Me despido pidiéndole perdón a Dios, mis padres y a ti. Me despido con una lágrima amarga que se desliza por mi mejilla, pero también me despido en paz, pues al fin, todo se termina.





Esta vez mi última frase será la contraria a la usual:




Olvídame...




G.